La Historia de Saya, un niño de Brooklyn con discapacidad que nos demuestra la naturaleza buena, participativa y de equipo de las personas

Recientemente he tenido la oportunidad de escuchar el Audiolibro «El Poder de la Intención» de Wayne W. Dyer, que recomiendo a todos. En esta obra, Dyer cuenta una historia real, la historia de Saya, un niño de Brooklyn con discapacidad, que un buen día se une a un partido de beisbol…

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http://www.youtube.com/watch?v=UQXXfQin77E

Aquí la historia completa (encontrada en el blog de Ralsey)

En Brooklyn, Nueva York, se encuentra una escuela para niños de lento aprendizaje. Algunos niños pasan ahí el resto de su vida escolar, mientras que otros pueden ser enviados a otras escuelas convencionales.

En una cena que tuvo el personal de la escuela, estaba el padre de uno de estos niños preparando un discurso para que nunca lo pudieran olvidar todos los que lo escucharan.

Después de la cena todo el grupo puso atención en lo que el padre iba a manifestar:

“¿Dónde está la perfección en mi hijo Shaya?. Todo lo que Dios hace, está hecho a la perfección. Pero mi niño no puede entender cosas que otros niños si entienden. Mi niño no puede recordar hechos y figuras que otros niños si recuerdan. ¿Dónde está la perfección de Dios?”.

La audiencia quedó sorprendida ante esta pregunta viendo la cara angustiada del padre,y murmurando entre ellos.

“Yo creo”, dijo el padre, “que cuando Dios nos brinda un niño así al mundo, la Perfección de Él, está en la forma de reaccionar de la gente ante estos niños”.

El después contó la siguiente historia acerca de su hijo Shaya:

Una tarde, Shaya y su padre caminaban en el parque donde algunos niños estaban jugando béisbol. “Crees que ellos me dejen jugar?”, dijo el niño. El padre de Shaya sabía que su hijo no era para nada un atleta y que los niños no lo querrían a él en su equipo. Pero el papá de Shaya entendió que había escogido jugar beisbol porque le daba a él una confortable idea de pertenecer a un grupo de “normales”. El padre de Shaya llamó a uno de los niños en el campo, y preguntó si Shaya podía jugar. El chico miró a sus compañeros de equipo. Sin obtener respuesta alguna de ellos, él tomo la decisión y dijo:

“Nosotros estamos perdiendo por 6 carreras, y el juego está en la octava carrera. Yo creo que él puede estar en nuestro equipo y nosotros trataremos de colocarlo a él en el bat en la novena carrera”.

El padre de Shaya estaba atónito ante la respuesta del niño y Shaya sonrío satisfactoriamente. Shaya estaba diciendo que lo pusieran en una base y así dejaría de jugar en corto tiempo, justo al final de la octava carrera, pero los niños hicieron caso omiso a lo que Shaya decía, el juego se estaba poniendo bueno, el equipo de Shaya anotó de nuevo y ahora estaba con 2 outs, y las bases llenas con el mejor jugador de todos corriendo a base, y Shaya estaba preparado para empezar.

¿¿Dejaría el equipo realmente que Shaya fuera al bate y dejar ir la oportunidad de ganar el juego ??

Sorpresivamente, Shaya estaba tomando el bate. Todos pensaron que todo había terminado, porque Shaya no sabía ni siquiera como tomar el bate apropiadamente. De cualquier forma, cuando Shaya estaba parado en el plato, el pitcher se movió algunos pasos para lanzar la pelota suavemente para que Shaya pudiera al menos hacer contacto con ella. La primera bola venía y Shaya falló. Uno de sus compañeros de equipo se acercó a Shaya y juntos tomaron el bate y encararon al pitcher esperando por la siguiente bola. El pitcher volvió a dar unos pasos para lanzar suavemente la pelota a Shaya. Cuando el pitcher venía, Shaya y su compañero tomaron el bate, y juntos dieron un golpe lento a la pelota que regresó inmediatamente a las manos del pitcher. El pitcher tomó la pelota y pudiendo fácilmente lanzar la pelota a primera base, ponchando a Shaya para que terminara rápidamente de jugar quedando fuera. Pero instantáneamente el pitcher tomó la pelota y lanzó la pelota lo más lejos que pudo de primera base. Todos empezaron a gritar:

“Shaya corre a primera, Corre a primera!!”.

Nunca en su vida Shaya había corrido a primera base. El vio toda la línea de juego donde le indicaban cual era la primera base. Al tiempo que él corrió a primera base, el oponente tenía la bola en sus manos. El podía lanzar la bola a la persona de la segunda base y dejar fuera a Shaya que estaba todavía corriendo, pero el oponente entendió las intenciones del pitcher y lanzó la bola lo más alto y lejos de la segunda base.

Todos gritaron: “Corre a segunda, corre a segunda!!”.

Shaya corrió a segunda base y los demás corredores junto con él corrían y le daban ánimos para que él continuara su carrera a segunda. Cuando Shaya toco la segunda base, el opositor paró de correr hacia él, le mostró la dirección de la tercera base y grito: “Corre a tercera!!”.

Conforme corría a tercera, los niños de los dos equipos ya estaban corriendo junto a él gritando todos a una sola voz: “Shaya corre a cuarta!!”.

Shaya corrió a cuarta y paró justo en al plato de “home”, donde todos los 18 niños lo alzaron en sus hombros y lo hicieron sentir un “héroe”, mientras él sabía que había hecho “una gran carrera” y ganó el juego por su equipo.

“Aquel día”, – dijo el padre de Shaya suavemente con lagrimas rodando por sus mejillas, “aquellos 18 niños mostraron con un gran nivel -la Perfección de Dios-”.

Más información de Wayne W. Dyer en su Web Oficial.